El primer ministro isarelí, B. Netanihahu, casi nunca aparece los martes en la Knesset, pues es un día en el que no se tratan los asuntos importantes. Sin embargo, el martes pasado, y a pesar de su apretada agenda, asistió expresamente para manifestar su total apoyo a la comunidad gay de Israel. Un acto que muy pocas democracias occidentales han querido realizar en honor a una parte significativa de la población sobre la que legislan.
Su discurso comenzó diciendo que a pesar de que en aquel lugar e trataban grandes problemas de la nación israelí, quería decir a toda la comunidad LGBT de Israel que todas las personas fueron creadas a imagen y semejanza de D-os y que este era el principio por el cual debía de regirse el Pueblo de Israel.
Por su parte el diputado Amir Ojana, el primer parlamentario abiertamnte gay en la Kneset, dijo que el 10% de la población israelí sufría una discriminación legisaltiva comparable a la sufrida por los judíos de Europa en la II Guerra Mundial, odiados y perseguidos sin razón alguna.
También estuvo presente el delegado parlamentario para asuntos externos a la Knesset, así como soldados del Comité de Defensa de los Derechos LGBT en las Fuerzas de Defensa de Israel, quienes aportaron sus vivencias, tanto positivas como negativas-